Expertos en los derechos de las personas mayores participaron en la primera jornada del ciclo “Trata como te gustaría ser tratado”, que se celebró ayer en el Imserso, donde expusieron casos concretos relacionados con el buen trato a las personas mayores, desde los derechos de las personas mayores hasta cómo detectar y evitar casos de soledad.
Lidia Avivar Castro, responsable del Plan Mayor Seguridad de la Policía Nacional, dirigido a personas mayores de 65 años, hizo especial hincapié en la prevención, a través de charlas genéricas o específicas sobre un tema concreto, reuniones para informar, asesorar o denunciar, exhibiciones, etc. Actualmente, todas las comisarías de policía tienen un delegado de participación ciudadana para la implementación de este plan.
La cercanía de la figura policial es, en opinión de Avivar, fundamental para estimular la confianza y la coparticipación de los ciudadanos. En este sentido, la responsable del Plan Mayor Seguridad repasó los principales sucesos que requieren intervención policial: violencia de género, maltrato a personas mayores, órdenes de alejamiento de entre padres e hijos, estafas, hurtos, fraudes por Internet, etc. “En todos estos casos, solicitamos la ayuda y colaboración ciudadana”, destacó Avivar.
Finalmente, destacó la aplicación AlertCops, que es un servicio de alertas de seguridad ciudadanas que permite comunicarse de manera rápida, gratuita y precisa con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ideal, por ejemplo, para aquellas personas que padecen enfermedades neurodegenerativas como alzhéimer.
Por su parte, la abogada experta en derecho civil y derecho del mayor, Eva Serrano, hizo un interesante repaso por derechos de las personas mayores que protege desde la Constitución española hasta la ONU. Como ciudadanos, las personas mayores tienen derecho a la accesibilidad, la vivienda, el consumo, el asociacionismo, la formación, la salud, la familia, la autonomía y la vida independiente, la igualdad y a recibir prestaciones y ayudas económicas. Si bien todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, “cuando envejecemos somos más vulnerables. Por ejemplo, la accesibilidad en nuestra propia vivienda o en instituciones se convierte en un problema. Ante cualquier vulneración, los mayores tienen derecho a reclamar ante las instituciones públicas o privadas”.
En su intervención, Serrano expuso también los derechos que tienen las personas mayores de carácter patrimonial: contrato de renta vitalicia, contrato de alimentos, hipoteca inversa, destino de los bienes tras el fallecimiento y patrimonio del incapaz. En este sentido, la experta reivindicó el derecho de las personas mayores a elegir cómo ser tratados en situaciones de grave enfermedad o deterioro físico.
Finalmente, la trabajadora social Olalla Montón destacó que el buen trato es una cuestión de respeto y reconoció que si tenemos que hablar de buen trato a los mayores “es que algo no estamos haciendo bien”. Cuando existe ausencia de buen trato surge “el maltrato” y ante estas situaciones “es importante que la sociedad en su conjunto sepa acompañar a los mayores y escucharles para entender sus miedos, detectar los factores de riesgo asociados y empoderarle, que crea en sus capacidades”.
Esa sería la línea a seguir, aunque Montón también confesó que no es una tarea sencilla en un país donde reinan los estereotipos. Prejuicios que, según ella, tienen que ver con la edad y la salud, al considerar al mayor como una persona dependiente que requiere de muchos cuidados; con el carácter motivacional y social, cuando se cree que los mayores tienen menos interés por las cosas; y con el carácter personal, tratándoles como si fueran niños. Estos estereotipos son el origen de las conductas edadistas, “que es una de las tres formas principales de discriminación”, junto al racismo y al sexismo.
Por el contrario, la trabajadora social sanitaria aseguró que con el buen trato “mejora la calidad de vida de las personas mayores, reduce la soledad no deseada (que tiene un efecto similar al estrés general en la salud como certifican algunos estudios), disminuye la probabilidad de muerte y se reducen los recursos sociales, sanitarios y jurídicos”. Por eso, invitó a la sociedad en general a “ocuparse y no a preocuparse” por los mayores y por las situaciones de maltrato.
Como profesional reconoció que, desde el trabajo social, ante situaciones de maltrato “podemos aportar una intervención psicosocial, un trabajo desde la prevención y coordinación, porque como profesionales cercanos a la comunidad”. También recordó que los tipos de maltrato hacia los mayores que más se producen, según la OMS, son el abuso económico, las negligencias y las situaciones de soledad o abandono.
Para hacer frente a estas situaciones Montó apuesta “por una educación en valores para que los mayores puedan disponer de recursos específicos en esas situaciones, por fomentar programas de apoyo al cuidador y campañas de empoderamiento a los mayores e incentivar el conocimiento de qué es el buen trato, tanto a los profesionales como a la sociedad en general”.