La V Jornada sobre Buen trato a los mayores “Trata como te gustaría ser tratado” se celebró el pasado 28 de junio en el centro Amavir Coslada, coincidiendo con la clausura del campamento intergeneracional organizado por esta residencia. La jornada se centró en compartir con profesionales, niños y residentes la grabación del programa “Palabras Mayores” que produce Grupo SENDA en Radio Internacional, que sirvió como instrumento para visibilizar la labor que se desarrolla en estos centros y para conocer cómo los encuentros entre niños y mayores fomentan un mejor conocimiento de los mayores y promueve, al mismo tiempo, el buen trato hacia ellos.

Esta jornada, incluida en el ciclo que organiza Fundación Mayores de Hoy, en colaboración con Obra Social “la Caixa” y la Consejería de Política Social y Familia de la Comunidad de Madrid, Además, del apoyo de Amavir en esta acción concreta, contó con los protagonistas de esta actividad: profesionales del centro, los niños de entre cuatro y 12 años y los residentes que participaron en este campamento. La presidenta de la Fundación, Matilde Pelegrí, reconoció que la labor que se realiza en los centros “es un ejemplo de buen trato hacia los mayores” y aseguró sentirse muy satisfecha de este ciclo “que aún tiene un largo recorrido por delante y en el que vamos a seguir trabajando”. 

Estos campamentos intergeneracionales permiten que niños y mayores se encuentren, puedan mirarse a los ojos, compartir experiencias y actividades, conocerse y a raíz de ese conocimiento, comprenderse y respetarse. Y tanto los más pequeños como los mayores reconocen que esto es así y que estos intercambios regalan “vida” independientemente de la edad que se tenga.

Dos de las niñas que han formado parte de este campamento son Aitana Gorbalán de nueve años y Paula Martínez de siete. Las dos fueron protagonistas del programa “Palabras Mayores” y ante sus micrófonos contaron sus sensaciones y lo que les había aportado esta experiencia. Aitana Gorbalán, a sus nueve años, reconoce que ella participa en estas actividades “para ayudar a los abuelos porque es una buena experiencia para mí”. Y explica que, cuando le cuenta esta “experiencia” a otros niños de su edad, le gusta sentir “que los demás se enteran de lo que es estar con un abuelo y ayudarle”. Su abuela de referencia durante el campamento se llama Juana, y la conoció durante el taller que realizaron con las plantas. Al ver que la residente tenía alguna dificultad para oír bien, y tras charlar durante un rato, “yo la ayudé a realizar la actividad para que se sintiese capaz de hacer más cosas además de este taller”.

Paula Martínez, de siete años, también nos cuenta que le hace mucha ilusión compartir actividades con los residentes porque así “aprende cuándo los mayores necesitan ayuda” y puede contárselo también a sus amigos.

Las dos residentes que participaron en el programa fueron Amparo Canet, de 95 años, y Ramona Collado de 96. Ambas se mostraron satisfechas de haber formado parte de este campamento intergeneracional porque, como reconocieron, tener actividades que realizar les hace sentirse más vivas, parte de esta comunidad y les recuerda que aún tienen muchas que aportar. Según la terapeuta ocupacional del centro, Magdalena Álvarez, estas dos mujeres “son un ejemplo de vida totalmente Amparo llegó a la residencia para rehabilitarse tras una fractura de cadera y cuando se encontraba ya bien decidió quedarse a vivir con nosotros porque aquí encontró un hogar. Y Ramona igual. Llegó a la residencia con un estado de ánimo bajito. Estaba un poco reacia pero ahora solo tienes que ver de qué modo se implica en todas las actividades y la cara de felicidad que tiene”.

Por su parte, las residentes que estuvieron ante los micrófonos fueron Amparo Canet, de 95 años, y Ramona Collado de 96. Las dos reconocieron que ya participaron el año pasado y que repiten “porque nos sentimos como en nuestra propia familia”. Amparo asegura que se trata “de una nueva experiencia que a nuestros años siempre es positivo”. Todas las actividades realizadas tienen su aliciente, para estas mujeres que, con una gran sonrisa, aseguran que “los niños nos hacen trabajar y eso es bueno para nosotros”. Además, “aquí no solo nos cuidan estupendamente, también hacemos muy buenos amigos”, aseguran, reconociendo que siempre hay tiempo para entablar amistades que enriquecen en la vida.  

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